miércoles, 4 de marzo de 2015

Kyoto, la esencia del antiguo Japón

ALMUDENA GARCI-MARTIN PASCUAL


Holaaa!!

Mi hermano está a punto de darme un buen tirón de orejas si no publico el viaje a Japón YA! jaja Edu...aquí lo tienes!!!! espero que también sirva de ayuda a un par de amigas que están valorando el país nipón como su siguiente destino de vacaciones y que a mi amiga Irene, que pasó allí su luna de miel hace solo unos meses, le traiga muy buenos recuerdos!...here we go!! :)

Lo voy a dividir en varias partes, ya que el viaje tiene bastante que contar y sobre todo porque podrían distinguirse dos etapas llenas de sensaciones totalmente diferentes. En la primera, durante nuestra estancia en Kyoto y en el ryokan a las faldas del monte Fuji, fue como retroceder al pasado y sumergirnos en el Japón más tradicional y costumbrista. Mientras que en la segunda, al llegar a Tokyo, parecíamos haber saltado al futuro!  

Un país de contrastes en el que el progreso y la tecnología no parecen estar reñidos con sentirse orgullosos y hacer perdurar sus raíces. Lección importante de los japoneses.

Con este atardecer, con el Monte Fuji adivinándose al fondo, nos recibía Japón 

Desde el primer momento te sientes como Bill Murray en la película "Lost in Translation"

Preparar los once días completos que ibamos a estar en Japón, tengo que reconocer que fue, ya de por sí, emocionante!! a través de internet se encuentra muchísima información y además contamos con las indicaciones de algunos amigos que, o habían vivido allí algún tiempo o habían estado recientemente de viaje. Un consejo: disfrutar de vuestros viajes desde el momento en que empezáis a organizarlos, que luego se pasan muy rápido! la "investigación" previa puede ser de lo más divertida e interesante.

Lo primero fue decidir cómo repartir el tiempo que teníamos para invertir en tierras niponas. Aunque de primeras pueden parecer que 11 días es tiempo de sobra, lo cierto es que hay mucho que ver y que son casi lo mínimo de lo que tienes que disponer si no quieres centrar únicamente la visita en Tokyo y alrededores, donde fácil podéis dedicar 5-6 días (minimísimo 4 completos).

Tras darle alguna que otra vuelta, decidimos adjudicar 4 noches a Kyoto, desde donde nos moveriamos un día a Nara. El quinto día por la mañana, viajaríamos desde Kyoto hasta llegar a uno de los ryokanes que hay cerca de la base del monte Fuji y los últimos 7 días nos estableceríamos en Tokyo, desde donde iríamos a Kamakura y Nikko.

Ahora que lo veo de lejos, quizá podríamos haber invertido un día más en Kyoto que lo hubiésemos restado de la estancia en Tokyo y que hubiésemos dedicado a la isla de Miyajima o a Osaka. Con ese día extra, incluso nos hubiese dado tiempo a bajar hasta el Monte Koyosan, donde existe la posibilidad de alojarte en uno de sus templos budistas y participar de su estilo de vida por unas horas...toda una experiencia cultural como las muchas que vivimos en Japón y que hemos dejado en la lista de "cosas por hacer" que son "excusas para volver" ;)

Reconozco que esto lo pienso una vez me he olvidado de lo exigente que fue viajar por Japón en pleno invierno, con un frío polar!, equipaje para una vuelta al mundo, cogiendo muchísimos trenes para llegar de un sitio a otro y madrugando bastante cada día para aprovechar las horas de luz,  antes de que a las 16:30 se nos echase la noche encima. Volvería a repetirlo todo todiito!
 
Subir a un taxi y conseguir entenderse con el conductor es todo un reto, pero son personas encantadoras y hacen un esfuerzo máximo por ayudarte y llevarte a tu destino. A veces ni con la dirección en japonés consigues que te entiendan, es toda una aventura!

Antes de entrar en materia y contaros lo que dio de sí nuestra estancia en Kyoto y lo divertido que fue pasar una noche en un ryokan, un par más de cosas IMPORTANTES a tener en cuenta antes de viajar a Japón: es fundamental, sobre todo fuera de Tokyo, disponer de una buena cantidad de yenes ya que la mayoría de cajeros automáticos no aceptan tarjetas que sean de fuera del país y en gran parte de los sitios no se puede pagar con tarjeta y menos con tarjeta extranjera. Un truco que suele funcionar por si os pilla desprevenidos: dentro de las tiendas 7-eleven (en muchos países asiáticos aún existen!) se pueden encontrar ATM internacionales donde poder sacar dinero.
ATM Internacional dentro de un 7-eleven

El otro punto esencial si vas a moverte por Japón en tren es comprarse el Japan Rail Pass (http://www.jrpass.com/es). Hay de 7, 14 y 21 días. Nosotros elegimos el de 14 para que nos cubriese los 13 días (contando los días de llegada y partida) que íbamos a estar moviéndonos de un sitio a otro. De primeras puede parecer bastante caro, pero compensa con creces respecto a ir comprando uno a uno los billetes, ya que el transporte es bastante caro! este pase solo se puede comprar fuera del país vía online o en una agencia. Nosotros nos hicimos con él en una agencia de Dubai aprovechando que nos pillaba cerca de Abu Dhabi.

Una vez llegas a Japón lo tienes que convalidar. Esto es tan sencillo como dirigirse a la oficina JR Travel Service Center que encontraréis en el mismo aeropuerto, presentar el JRPass que habréis comprado previamente junto con vuestro pasaporte y ellos te lo validan y cambian por el JRPass definitivo en el que se indica, que desde ese momento, empiezan a contar los días en los que puedes usarlo. En la siguiente imagen podéis ver el proceso a seguir e ídem con el vídeo de este link https://vimeo.com/24538645


Por último, es fundamental descargarse la App Hyperdia para iPhone o una similar para Android para saber los trenes que hay que coger para llegar de un sitio a otro sin perderse en el intento y haciendo más eficiente el uso del tiempo (te informa del trayecto, transbordos, tiempos de conexión e incluso coste del billete). La red de ferrocarriles, metros, trenes bala etc es todo un mundo en Japón y perderse puede suponer mucho tiempo rehaciendo el camino.
 
 
App de Hyperdia

Ahora sí...al ataque!!

Nuestro primer día de viaje fue largo, hicimos el trayecto Abu Dhabi a Qatar desde donde, in extremis, conseguimos coger el enlace hacia Tokyo.

Aprovechando el cambio horario, habíamos decidido no quedarnos esa noche en Tokyo y hacer el esfuerzo de coger los trenes hacia Kyoto, fue un poco paliza pero valió la pena! porque al día siguiente ya nos despertamos en nuestro primer destino. En Kyoto nos alojamos en el hotel Royal Park Hotel The Kyoto, cercano al barrio de Pontocho que me enamoró!

Recorrido desde el aeropuerto de Tokyo hasta Kyoto
Al llegar fuimos a cenar e hicimos rápidamente dos amigos japoneses, que no enseñaron algunas palabras básicas en su idioma. Son personas encantadoras!

Moverse por Kyoto en autobús es bastante práctico y sencillo. En varias ocasiones, nosotros utilizamos el One-day pass card (que compramos en la misma recepción del hotel). Aquellos días que planeábamos utilizar autobús unas cuantas veces, esta opción salía más económica que comprar los tickets sueltos. La ciudad es también bastante agradable para darse buenas caminatas a pie, aunque en Enero el frío no acompañaba demasiado.

Nuestra ruta por Kyoto empezó por el famoso Pabellón de la Plata (Silver Pavilion o Ginkaku-ji) que junto con el Pabellón de Oro que visitamos al día siguiente, es de los más conocidos de Kyoto.

Ginkaku-ji

En casi todos los templos puedes dejar algún donativo. Por ser el día de Reyes, nosotros dejamos una monedas y un mensaje navideño escrito en una tabla de madera.

A escasos metros saliendo de este templo budista empezamos un paseo bajo la lluvia a lo largo del llamado "camino de los filósofos", nombre que adquirió a raíz de que muchos filósofos japoneses iban a pasear por él en busca de inspiración.

Dicen que en primavera con los cerezos en flor, este camino es una maravilla.

Antes de dejar este paseo, que llega hasta el templo de Eikan-do Zerni-ji (la que fue nuestra siguiente visita) hicimos un alto en el camino para para coger algo de calorcito y tomarnos el que fue nuestro primer té verde con preparado al estilo tradicional. El té verde en Japón es todo un ritual, y prepararlo se convierte en una ceremonia propia de geishas o maikos, como pudimos aprender al final del día.



Té verde molido (matcha) junto con un pequeño aperitivo dulce de pasta de arroz, de los que nos regalaron dos más para el camino.

Tras la visita el Eikan-do-Zerni-ji Temple, que hicimos descalzos (ocurre en gran parte de los templos budistas, por lo que si vais en invierno llevaos unos calcetines gordos!) continuamos andando hasta el Heian-jingu Shrine que es un santuario que te recibe con una enorme puerta Torii.


Eikan-do-Zerni-ji Temple




Hay muchos santuarios y pequeños templos que te vas encontrando por el camino



Entrando al Heian-jingu Shrine




Como podréis ir observando hay toda una serie de términos que conviene empaparse antes de llegar a Japón para ir algo menos perdidos, ya que no es lo mismo un templo que un Shrine, un té verde Usucha (ligero) que uno Koicha (espeso) y muchas otras cosas que vas buscando conforme tienes dudas.

Elegir sitio para comer, sobre todo en nuestros primeros días, no fue tarea sencilla, porque lo queríamos probar todo! en Kyoto cualquier sitio es tan auténtico que no sabes por dónde empezar, o mejor dicho...con qué arriesgar! ya que no solo de sushi vive el japo y hay miles de cosas nuevas y curiosas que te invitan a ser degustadas. Acabamos en un sitio cercano al pabellón de plata por donde habíamos empezado el día.



Desde allí nos dirijimos en autobús hasta una casa de ceremonias de té donde, bajo reserva (lo mejor para estas cosas es gestionarlo con el/la conserje del hotel que suele saber Inglés/Japonés), pudimos entrar a una "presentación" que impartió una maiko sobre todo lo que conlleva este rito cultural japonés, explicando la parte espiritual a la vez que histórica que lo envuelve, los utensilios que se utilizan o cómo manejarlos. Nosotros fuimos a una pequeña casa de té llamada En (http://www.teaceremonyen.com).

Escondida en un callejón cercano al distrito de Gión, encontramos En

Chionin Temple cercano a la casa de ceremonias de té







Me encantó la experiencia! no dejéis de hacerlo si vais a Kyoto ya que es una de las artes tradicionales japonesas que mejor representa su esencia: armonía (wa), respeto (kei) y pureza (sei). Así es la sensación que te llevas de los japoneses.

Nuestro primer día no podía haber ido mejor!


La segunda mañana por Kyoto la empezamos visitando el Pabellón de Oro o Kinkakuji, cuyas dos plantas superiores está literalmente recubiertas con hojas de oro puro, toda una joya!! No se puede visitar por dentro, pero solo por ver su exterior merece la pena llegar hasta él. Después nos dirigimos hacia el Ninjo Castle donde recorrimos su interior que no tiene desperdicio.


Kinkakuji
Interiores del Ninjo Castle
 
Tras estas dos visitas, pusimos rumbo hacia el distrito de Gion, donde se desarrolla la novela Memorias de una Geisha que a mi en su momento me encantó. Podréis imaginaros que uno de mis objetivos era cruzarme a una geisha de las de verdad...veamos si lo conseguí! jje

Gion junto con el distrito de Pontocho y las callejuelas de Higashiyama son, para mi, los barrios más bonitos de Kyoto. Refleja de cerca el antiguo Japón que hemos visto en muchas películas: callejuelas sin mucha luz, farolillos de papel rojos, casas de té, okiyas, restaurantes con tatamis de comida tradicional japonesa, mujeres andando por las calles vestidas con kimonos, casitas bajas, y cableado eléctrico cruzando las calles de un lado a otro, es todo lo que fuimos observando mientras nos dejamos perder en nuestro paseo. Todo eso y geishas!!!!!!




Comida en Gión. Normalmente te sirven muchas porciones pequeñas de diferentes aperitivos y un plato algo más grande que en este caso fue tempura de verduras y gambas.







Calles de Gión donde nos cruzamos con más de una geisha

Nuestro tercer día cogimos el tren de aproximadamente una hora de duración hacia Nara, la ciudad que se ha hecho famosa, entre otras cosas, por los ciervos que se pasean tranquilamente por la ciudad como un turista más.


Nara fue la capital de Japón durante la época medieval y está plagada de templos antiquísimos, con mucha historia y bastante bien conservados. Nada más salir de la estación, nos dirigimos al punto de información donde nos dieron el mapa de la ciudad y donde compramos los tickets del autobús circular con el llegas fácilmente a todos los lugares más importantes.

Recorrido del autobús circular de Nara

Lo cierto es que en Japón hay miles del templos y que te puedes volver loco, además de acabar saturado, como pretendas visitar más de la cuenta. Mi recomendación es elegir unos cuantos (que aún así serán muchos!) y dedicarles un buen rato. Más aún si vas en primavera/otoño cuando sus jardines son parte del atractivo turístico y fotogénico.

Los templos y santuarios que visitamos en Nara fueron por este orden el Todaiji Temple, el Kasuga Taisha Shrine y el Kofukuji Temple.









A resaltar que el templo Todaiji es una de las construcciones realizadas íntegramente en madera más grandes del mundo, y que de por sí la construcción es tan espectacular que se hace merecedor de una visita. Por si esto fuese poco, dentro pudimos contemplar el buda más grande de Japón que es gigantesco e impresionante!

Gran Buda o Daibutsu

Durante la visita hicimos una aportación a la reconstrucción del templo, pagando una pequeña cantidad de yenes por una teja nueva sobre la que tuvimos que escribir un mensaje con tinta y pincel. Se supone que con esta teja sustituirán una de las antiguas y deterioradas durante el proceso de rehabilitación del Todaiji que está ya en marcha. Tendremos que volver a comprobarlo! ;p

En el camino de vuelta a Kyoto, paramos en la estación de Fushimi Inari para visitar el santuario sintoísta de Fushimi Inari-Taisha, que es algo espectacular! parada obligatoria! y uno de los lugares que más recomendaría no perderse si estás de viaje cerca.

Inari está considerada en Japón como una especie de diosa o ser sobrenatural considerada patrona de los negocios, ya fuese la agricultura, artesanía o industria. Por lo que este santuario se caracteriza por estar repleto de puertas Torii de todos los tamaños que han ido siendo donadas por personas y empresarios a modo de culto a cambio de beneficios para su negocio.










Santuario de Fushimi Inari-Taisha

Hay un montón de caminos que puedes ir siguiendo mientras subes el monte Inari,  a lo largo de los cuales te encuentras en repetidas ocasiones santuarios donde los budistas paran a rezar o a hacer algún tipo de donativo.

Para recuperar fuerzas, porque todavía no habíamos tomado sushi y ya que era nuestra última noche en Kyoto, cenamos en Kappa Sushi que nos recomendaron en el hotel y cuyo nombre nos escribieron en japo para que lo pudiésemos identificar.

Comprobando que este era el nombre de Kappa en japonés

Este agradable local estaba situado en el distrito de Pontocho, su decoración era austera y sencilla siguiendo la línea de lo que nos habíamos ido encontrando hasta el momento y el ambiente silencioso, ya que los japoneses hablan bastante bajito intentando no molestar al resto.




Decoración y menús por las calles de Pontocho

Especial! así es como estaba todo lo que pedimos y así es como lo iba preparando delante tuya el cocinero, con  mimo, y atento a nuestras reacciones. Cada vez que nos ponía una pieza de niguiri delante, se quedaba unos segundos mirándonos a la otra parte de la barra para ver si nos había gustado. No nos entendíamos hablando, pero los gestos típicos de "esto está de muerte!" hicieron sobrar las palabras!

Tempura

La anécdota de la noche la puso el sashimi que pedimos. El cocinero cogió el pescado, lo cortó en filetitos y nos lo sirvió en el plato tal y como veis en la siguiente foto.

Sashimi

Cual fue nuestra sorpresa cuando al empezar a comer (estaba brutal!) de repente el "señor pez" empieza a respirar. Creo que no se nos olvidará fácilmente y que nuestro concepto de sashimi "fresco" ha variado un poco!. Sin duda son unos maestros de cortar pescado y del sushi en todas sus variedades. Unos días más tarde, lo pudimos volver a comprobar en Tokyo.

La mañana en la que teníamos que dejar Kyoto para viajar hasta el lago Kawaguchi (Kawaguchiko) junto al monte Fuji, decidimos hacer un último esfuerzo y madrugar mucho para ir a ver el templo de Kiyomizu-dera. Y vaya que si se cumplió el dicho de a quien madruga Dios le ayuda! porque salió un día soleado estupendo y vimos amanecer a la vez que ponerse en marcha a la antigua capital japonesa. Hicimos la vista solos y compramos los últimos utensilios de cocina japonesa de bajada, cuando las tiendas ya empezaban a abrir.





Kiyomizu-dera Temple

Si os gusta meteros a cocinillas, sois fan del sushi y de la comida japo...este es el viaje en el que aprovechar para hacerse con todo lo esencial para poneros manos a la obra. Nosotros mandamos una caja a España llena de cositas con la que seguro prepararemos más de una cena con amigos (Mery!!!! ya verás la comida que vamos a organizar a la vuelta!).

En el próximo post os contaré qué es un ryokan, lo mucho que nos gustó alojarnos en uno de ellos y si el monte Fuji (normalmente nublado en invierno) nos enseñó su cima o no!
Espero que hayáis disfrutado de este post tanto como yo recopilando y recordando nuestra estancia en Kyoto, la antigua capital imperial a la que se conocía como "el mundo de los sauces y las flores" y donde los japoneses protegen con celo y orgullo un legado de siglos de antigüedad, a la vez que pasado y futuro avanzan cogidos de la mano.




2 comentarios:

  1. Fantástico reportaje.


    Enhorabuena!!!!!

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    1. Graciass Ferran!!!

      Me alegra mucho saber que te ha gustado y que sigues nuestra aventura!

      Un saludo,
      Almudena.

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